Ajo

Es uno de los ingredientes más antiguos del mundo y, desde siempre, se le han atribuido propiedades curativas y hasta milagrosas, pero, curiosamente, no solemos ser demasiado exigentes a la hora de comprarlos.

Lo primero que hay que saber al ir a comprar ajos es que existen tres tipos: los ajos tiernos –habituales en los salteados y en los revueltos-, los blancos y los rosados o morados –más oscuros y que se conservan mejor-.

Aunque suelen venir empaquetados en pequeñas mallas, intenta adquirirlos sueltos para que puedas comprobar que la cabeza está bien firme y su piel exterior seca. Elige los ajos que pesen más en relación a su tamaño, ya que es probable que los que te parezcan más ligeros estén secos, y fíjate también en que no hayan germinado, echando un pequeño brote por la parte superior.

Si compras una ristra, cuélgala en un sitio seco y aireado, recordando que los ajos blancos te durarán hasta seis meses y los rosados, un año. Otra forma de conservarlos es en la nevera, dentro de un bote de cristal, pelados y cubiertos de aceite. Picado, el ajo se puede congelar, pero pierde propiedades.

Recetas relacionadas con el monográfico: Ajo

Curiosidades
Las “chuches” más populares

Consumidas con moderación, las “chucherías” no son perjudiciales, pero se debe de tener en cuenta que, en su elaboración se emplean gran cantidad de aditivos y azúcares y que su aporte calórico es muy alto. No hay más que ver las tres “chuches” más populares en nuestro país: Cada 100 gr de gominolas aportan entre 300 y 360 calorías; las grageas de chocolate recubiertas de azúcar de colores, unas 460 calorías y el regaliz, 330 calorías.

Más curiosidades [+]