Sugerencias y Trucos de cocina

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Aceite abundante No creas que por poner menos aceite los alimentos absorberán menos cantidad y serán más sanos. A la hora de freír hay que ser generoso con el aceite, ya que si no lo que friamos en él quedará totalmente blando y empapado, con un resultado nada apetitoso.
Aceite en su punto El punto de fritura del aceite se puede averiguar de mil maneras. Una muy buena es poner un pequeño trozo de pan en la sartén. Si sube a la superficie crepitando suavemente, es que el aceite está en el punto perfecto para freír.
Aceite limpio por más tiempo Cuando el aceite de la freidora esté sucio, pero no quemado, podrás seguir usándolo, si antes lo “limpias” un poco. Para ello, ponlo a calentar en la propia freidora y, cuando esté bien caliente, échale varias hojas del exterior de una lechuga. Espera a que se frían un poco y, luego, retíralas. El aceite estará limpio y listo para volver a ser utilizado.
Aceite menos sabroso A menudo, cuando freímos alimentos en determinado tipo de aceite, el sabor de éste se vuelve tan pronunciado que tapa el resto del plato. Para evitarlo, mientras fríes, introduce en el aceite una miga de pan bañada en vinagre. Acuérdate de retirarla cuando esté muy dorada, ya que, si llega a quemarse, podría estropear el aceite.
Aceite sin olor Cuando acabes de freír los alimentos, apaga el fuego e introduce un trozo de patata en la sartén, así el aceite dejará de hervir y no producirá olor ni humo.
Aceitunas en el guiso Las aceitunas dan un sabor delicioso y muy especial a los platos en los que se usan como ingrediente: arroces, rollos de carne... pero, a menudo, su sabor es demasiado fuerte, llegando a enmascarar el de los demás ingredientes. Para evitarlo, cuécelas durante 5 minutos antes de añadirlas a la receta. Estarán más suaves.
Aceitunas negras deliciosas La mejor forma para conservar el sabor de las aceitunas negras, es guardarlas en un frasco de cristal junto a dos dientes de ajo y una ramita de tomillo. Cúbrelas con aceite de oliva, déjalas reposar varios días y te sorprenderá su delicioso sabor.
Acelgas más tiernas Para que las acelgas te queden más tiernas y menos mustias, cuécelas durante unos minutos en agua hirviendo, después, cambia el agua y vuélvelas a poner al fuego unos minutos más. Estarán menos duras y con mejor aspecto.
Acelgas tiernas Para que las acelgas te queden tiernas y sin amargor, cuécelas durante unos minutos, cámbiales el agua y continúa con la cocción.
Agua de cocer verduras Un buen truco para dar más sabor y hacer más nutritivas tus sopas es congelar en un tarro el agua de cocción de las verduras. Cuando prepares sopas y cremas, utiliza este líquido en vez de una parte de agua: ganarán muchísimo.
Agua del grifo sin sabor Si el agua del grifo de la zona en la que vives tiene un fuerte sabor a cloro. Recoge un par de litros en un recipiente y déjalos reposar toda la noche. Al día siguiente, el desagradable sabor habrá desaparecido casi por completo.
Agua sin sabor a cloro Si estás harto de que el agua de tu casa sepa a cloro, rellena una botella y déjala abierta en la nevera durante 12 horas. Verás que el agua sabe mucho mejor. Es importante que no te bebas los dos últimos dedos de agua, porque el cloro se habrá acumulado allí.
Ahorrar aceite Una buena forma de ahorrar aceite y, a la vez, cocinar de una manera más sana es saltear los alimentos en una sartén o “wok”. Gracias a su peculiar forma cónica, mantiene más el calor y necesita menos aceite.
Ajo sin repetición Las recetas con mucho ajo pueden ser deliciosas, pero corremos el riesgo de acordarnos todo el día de ellas sin que su sabor desaparezca de nuestra boca. Esto se puede evitar eliminando el corazón a los ajos que empleemos.
Ajo “quemadito” No pasa nada si se te ha dorado un poco de más el ajo de un guiso. Añade unas gotitas de vino y el sabor amargo del quemado desaparecerá.
Alargar el rebozado Estás preparando escalopes a la milanesa y se te está acabando el huevo batido, pero no te quedan tantos por rebozar como para que merezca la pena cascar otro huevo? Añade un chorrito de leche al huevo batido.
Albahaca siempre lista ¿Quieres tener siempre un poco de albahaca fresca en casa? Es fácil, coge un racimo de albahaca fresca, corta las hojas, lávalas, sécalas bien con un paño o con un papel absorbente e introdúcelas en un recipiente de cristal cubiertas de aceite de oliva. Cuando las uses sólo tendrás que escurrirlas un poco. Ese aceite, además, quedará deliciosamente aromatizado.
Albóndigas más suaves Quizás a algunos niños no les gustan las albóndigas porque las encuentran muy fuertes. Sustituye parte de la carne por jamón de York y verás cómo se abalanzan sobre ellas.
Albóndigas “ blanditas” La yema de huevo que se agrega a las albóndigas sirve para ligar todos los ingredientes, pero, en ocasiones, también puede provocar que queden un poco duras al cocerse. Puedes solucionarlo sustituyendo la yema por un chorrito de aceite.
Alcachofas de lata Las alcachofas en conserva resultan una opción útil y rápida para acompañar determinados platos, pero, a menudo tienen un cierto regusto a “lata”. Existe una forma de hacerlo desaparecer. Aclara las alcachofas con agua hirviendo antes de prepararlas. Verás qué diferencia.

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El ajo NO ayuda contra el colesterol

Un estudio de la Escuela de Medicina de la Universidad de Stanford, en California, acaba de demostrar que el ajo, ni crudo ni en las perlas que se venden en tiendas de dietética, reduce de manera significativa el colesterol conocido como “malo”.

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