Es uno de los condimentos más utilizados en la cocina actual por sus propiedades aromáticas, aunque también su bulbo se puede consumir como verdura.

También conocido como cebolleta, ciboulette o ajo de España, el cebollino es una hierba de la familia de las aliáceas de la que se utilizan, sobre todo, las hojas picadas como condimento o hierba aromática. Su bulbo tiene un sabor muy similar al de la cebolla común, pero es de menores dimensiones. Se cree que es originario del norte de Europa y de Asia y se calcula que el hombre lo consume desde hace unos 5.000 años, por lo menos, aunque su cultivo y consumo no se generalizó hasta entrada la Edad Media. En la actualidad, además de usarse sus hojas como condimento, su bulbo combina perfectamente con casi todas las verduras y se suele emplear en guisos con gran contenido en grasa.

Aunque también lo puedes encontrar seco, el más aromático es el fresco. Cuando lo compres comprueba que sus hojas luzcan un color verde brillante, sin coloraciones amarillas o moho y que los ramilletes se vena bien firmes y rectos. En casa, podrán conservarlo varios días si lo guardas en bolsas de plástico o tarros de cristal bien cerrados y dentro de la nevera.

Consumidas con moderación, las “chucherías” no son perjudiciales, pero se debe de tener en cuenta que, en su elaboración se emplean gran cantidad de aditivos y azúcares y que su aporte calórico es muy alto. No hay más que ver las tres “chuches” más populares en nuestro país: Cada 100 gr de gominolas aportan entre 300 y 360 calorías; las grageas de chocolate recubiertas de azúcar de colores, unas 460 calorías y el regaliz, 330 calorías.

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