Pelar los ajos y cocerlos en agua con sal. Una vez cocidos, escurrirlos y trocearlos.

En una sartén con una cucharada de aceite dorar los ajos y añadir los huevos frescos. Sazonar con una pizca de sal.

Remover con una cuhara de madera hasta que los huevos cuajen y servir.

 Versión para imprimir

Fuente:
Contribución: espaciorecetas 27/02/2008 15:24

• Bocadillo de salmón ahumado y huevo escalfado
• Ensalada de mango y salmón ahumado
• Brazo de espinacas
• Huevos fritos con puré y cebolla caramelizada
• rollitos de salchicha

Los poderes de la sal contra el maligno son de sobras conocidos. Si se cae un poco hay que coger un pellizco con la mano derecha y lanzarlo por encima del hombro izquierdo. En Hungría, se tira sal en el umbral de una casa nueva para proteger a sus inquilinos del demonio y, en gran parte de Centroeuropa, se rocían semillas de mostaza sobre el techo de las casas para mantener a los vampiros bien alejados.

Más curiosidades [+]